REYES, YOLANDA
Aunque el miedo a la muerte y a la guerra sean leit motiv en todas las épocas y latitudes, la manida frase adulta ?de eso no se habla? se repite de generación en generación. Por eso, tanto en el hogar como en la escuela y la biblioteca, la literatura acoge al lector y le presta esa experiencia de otros para nombrar lo que siente. Los libros no mienten ni cambian de tema para distraer a los niños, como muchas veces y con las mejores intenciones intentamos hacer los adultos; no los mandan a jugar cuando tienen ganas de llorar ni les cierran la puerta para aislarlos de las situaciones dolorosas. Por el contrario, les permiten conmoverse: les dan permiso de sentir con otros y de tener ?conversaciones de vida? en ese Tiempo Otro de la ficción que los protege y los contiene.